
Mi cuerpo es un mapa de cicatrices pero elegí esta foto del 2010 donde se nota perfectamente una mancha marrón en mi cuello.
La que quedó de aquella doble cirugía donde las manos benditas de mis neurocirujanos rearmaron la columna cervical con un hueso de la cadera.
Fueron meses con el collarín, heridas que curar, muchísimas limitaciones, pero me cuidé y me cuidaron.
Sonreí con tantas ganas 6 meses después ya sin nada obstruyendo mis movimientos, volviendo a la vida normal.
Hoy nos toca a todos hacer lo mismo: cuidarnos mutuamente, aguantar las limitaciones, sanar heridas y saber que es por nuestro bien. Les quiero, Adri.