
Preferí que me rompieran el corazón en mil pedazos a que me tocara a mí romper uno, porque era mucho más fácil vivir con la idea de que en algún momento yo sanaría, que vivir con la idea de que le arruiné la sonrisa a alguien.
Y sanaba, siempre sanaba aunque a veces no fue corto ése proceso. Luego cuando alguno que otro se casó, una chispita se prendía dentro de mí porque lograron ser felices como lo soy también yo.
No me sentía triste ni vacía porque había pasado el tiempo y me soy fiel a mi misma ya que decidí que el amor que llegase no tenía que ser retazo de otro.
Amé mucho y fui muy amada, no todo el mundo tuvo ése privilegio. Yo con una sonrisa puedo decir alto y fuerte que sí.