Volveremos a vernos querido mar, allá por dónde la vida nos reúne cada tanto. No sé de qué color me vas a esperar: plomizo, azul, esmeralda, celeste, qué más da.
Retomaremos ésas conversaciones inconclusas, las que solamente vos, yo y Dios conocemos.
No te preocupes, Él se va conmigo como siempre a todas partes.
Vos y yo nunca estamos solos del todo, nos compartimos con otras personas. Portáte bien y ¡Hasta pronto!