Me preguntás cómo mantener el equilibrio y salud mental cuando mi cuerpo no responde a casi ninguna de mis “órdenes” y estoy acá pensando como responder.
Es más, creo que ya hablamos de esto una vez y me viene a la mente una de las tantas noches de internación que pasé, medio consciente y medio sedada, inmovilizada por la misma lesión, acostada mirando día y noche solo el techo y como vos, yo me hice muchas preguntas que tuvieron y no sus respuestas. ¿Quería ahora lo mismo que antes?
No, eso no era lo quería poque casi nada material mi físico me servía ya, así que ahí asumí lo estúpidamente que había desperdiciado mi vida los meses anteriores al accidente.
Las amistades reforzadas como nunca son las cosas positivas de esa época tan sin esperanza y llena de lágrimas pero cambié la óptica del mundo que me rodeaba cuando me di cuenta de que todo empieza por mí, así que debía asumir que el pasado ya era pasado y nunca lo iba a cambiar porque no es posible, punto.
Así que decidí vivir intensamente aunque al principio tuviera el alma hecha trizas, aprendí a escuchar al otro pero escuchar prestando genuino interés, a tener esperanza aunque no me la dieran y una de las lecciones más importantes es no andar quejándome de mi suerte.
Ahora creo que muchos entienden el valor de la salud física y mental, de la vida, de la amistad y el estar presente para el que necesita a veces dinero para medicamentos y tratamientos o sólo alguien en quien apoyarse anímicamente. Como yo hace más de 2 décadas.
Y para terminar, no sé si respondo bien a tu pregunta pero así fue, cambiar de actitud, con soporte de la familia y amigos que me escuchaban además de tomarme de la mano que cambié de perspectiva sobre mi vida.
Me sentí mucho más feliz y plena. Hoy y todos necesitamos lo mismo.
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